domingo, 9 de febrero de 2014

CONOCER AL PADRE

Estos días estrenan la película Nebraska, un clásico road movie, filmado en blanco y negro en la América profunda, con personajes rudos y paisajes desiertos. Narra la historia de un viejo, Woody Grant, que recibe una carta publicitaria en la que le dicen que ha ganado un millón de dólares, si se presenta en Nebraska con la carta y realiza unas suscripciones a las revistas de una editorial. El hombre, estragado por la edad y el alcoholismo se lo cree. Intenta marchar caminando hasta allí para cobrar su dinero, pero la policía le recoge en la carretera y le devuelve a su casa una y otra vez. Su hijo se apiada de él, al darse cuenta de que su obsesión no se le va a quitar, y decide llevarle en coche hasta Lincoln, capital del estado de Nebraska, para recoger su “premio”.
 
En el camino tienen diversos accidentes y acaban pasando unos días en el pueblo donde nació Woody, donde visita a sus antiguos amigos y a sus numerosos hermanos y familiares. Es una visión inigualable y profunda de esos desolados pueblos de Norteamérica y de sus habitantes. Pero la historia no nos cuenta realmente eso, sino que al hilo de esos encuentros y de los kilómetros que recorren, vamos conociendo poco a poco la vida dura de ese hombre, y cómo su hijo va comprendiendo la tragedia, la bondad, la tristeza y los deseos frustrados de su padre al que queda poco tiempo de vida. Es una historia triste y preciosa, plagada de detalles de humor. Bruce Dern, un eterno actor de reparto de papeles secundarios, está soberbio en el papel de Woody.

BILL VIOLA EN MADRID

En estas últimas semanas se han podido disfrutar en Madrid, en dos ocasiones, del arte de Bill Viola, uno de los video-artistas en activo más interesantes y, desde luego, el más reconocido mundialmente.
Se trata de la escenografía de la ópera Tristán e Isolda, de Wagner, una de las sorpresas que el Teatro Real nos tenía reservadas para este año. Es  una historia de amor, tan poderoso y profundo, que rompe todas las fronteras físicas de los amantes. No debe ser fácil poner sonido a la naturaleza espiritual del amor humano. Wagner lo consiguió de manera sublime en una ópera no apta para impacientes. Y Bill Viola de manera simbólica, ha puesto imágenes a esa historia con cielos, bosques, agua, fuego, cuerpos humanos y maravilla.